Rancagua

LA MANO DE “PAPÁ MONO”

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El rendimiento de O’Higgins, sobre la base de los puntos, es hasta ahora, el mismo del año 2023. Incluso es más, por aquellos días mirábamos sobre el hombro a los rivales futuros, luego de “bailar” a Colo Colo en esa tarde calurosa de febrero.

La historia no se repite, pero sí es cíclica, me decía un ilustrado profesor en la universidad. Quizás la única diferencia hoy por hoy, sea el juego más contundente desplegado por profesionales de mayor categoría, que han encontrado el acomodo en el sistema táctico de Azconzábal, como por ejemplo, Bryan Rabello y Martín Sarrafiore.

Los números de la tabla, son la mejor compañía en este momento sobroso, teñido de alegría y fecundo optimismo. El 90% de los astros se encuentran alineados para extender el rumbo, considerando dos nuevos partidos de local. ¿Y el 10% que falta?, ese porcentaje lo impone con convicción, fuerza y personalidad, el dueño del club, Ricardo Abumohor.

Sí, el dueño, jefe y mandamás, está de vuelta. Como si se trata de una guerra sin general, el líder decidió acercarse a la institución para renovar ideas, adoptar decisiones y establecer los lineamientos prístinos que señalen el camino.

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Se le ha visto con habitualidad en El Monasterio charlando con los jugadores y al Teniente, ya lleva varias asistencias. Él y su grupo, se metieron la mano al bolsillo para construir un plantel que irá a la pelea y dejará en el pasado, esos torneos tristes y oscuros, que solo generaron dudas y rechazo.

La mano de “Papá Mono” se nota y se aprecia desde el cerro Orocoipo. El mundo “Celeste” coincidía en que a partir de su alejamiento, la entidad ya no era la misma. Esa pasión contagiante y la electricidad de un amor incondicinal, se había extinguido en pésimos manejos administrativos, que situaron a O’Higgins como un elenco del montón dentro de la cancha.

Nadie sabe cómo se terminará el campeonato, ojalá sea todos abrazados celebrando “algo” y no de rodillas suplicando al infinito para no caer en las brasas del infierno. Ricardo Abumohor, bienvenido a casa, el fútbol y el deporte en general, necesita tu experiencia.

Un último párrafo para el recinto Parque Estadio El Teniente: requiere urgente una “manito de gato”. Desde su inauguración el 2014, no tiene un plan de mejoramiento. Si bien aún resiste, la cancha ya no es misma (y se vienen una serie de partidos entre semana), hay butacas siempre sucias y aquellos que soñaron con correr 100 metros planos, ya no hay pista. Frente a Colo Colo, el marcador se apagó y las torres de iluminación tienen varios focos quemados. ¡Ni hablar de los baños!.

Es consejo constructivo, no se vayan a poner sensibles los hombres del cobre.

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Columna de Manuel Polgatiz

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